La Hermandad de las Cigarreras ofrece desde este lunes, 4 de noviembre, y hasta el día 16 del presente mes, una exposición bajo el el título "Ars
Nova Victoria: El primer regionalismo en los bordados sevillanos.
Pedro Domínguez López, el paso de la Virgen de la Victoria y
las fachadas platerescas de la Casa Consistorial de Sevilla".
Esta exposición forma parte del programa de actos conmemorativos de la celebración del 450 aniversario fundacional de la Hermandad, se inaugurará en el Patio Mayor del Ayuntamiento de Sevilla, el próximo lunes a las 20.30 horas. Teniendo un horario de apertura al público: Lunes a viernes de 9 a 13:30 horas y de 17 a 20 horas y los sábados de 10 a 13:30 horas.
Domínguez López y el palio de la Victoria
Pedro
Domínguez López, Profesor de Modelado y Vaciado Ornamental en la
Escuela de Bellas Artes de Sevilla, es encargado a comienzos de 1890 de
la restauración de las fachadas trazadas por Diego de
Riaño en 1526 para el nuevo Cabildo de la Ciudad y desarrolla en
estos momentos en que trabajaba en la Casa Consistorial el proyecto de un paso de palio encargado por la junta de gobierno de la Hermandad de Las Cigarreras, por entonces establecida en la iglesia de Los Terceros.
De esta forma introduce por vez primera el regionalismo en
un paso al plasmar el estilo plateresco de las fachadas. Este
regionalismo que impregnaría el desarrollo de las artes decorativas en
Sevilla en décadas posteriores, fue un movimiento de carácter culto que
mostraba un enorme interés por la estética utilizando los estilos históricos, en este caso el plateresco.
El planteamiento decorativo desarrollado para el palio y manto por Domínguez López fue una ruptura con los modelos románticos previamente utilizados en el bordado en Sevilla.
De ahí que la muestra tenga como título principal "Ars Nova Victoria",
que alude a la innovación que supuso este paso para la introducción del
regionalismo en la Semana Santa de Sevilla.
Forjado en los ambientes regionalistas de Madrid, la aportación de Pedro Domínguez López fue crucial para la introducción de la nueva
estética
en la Semana Santa y el patrimonio cofradiero, ya que si la ejecución
material en 1894 de las bambalinas fue encargada a Emilia Salvador Ybarra, ante la imposibilidad de ésta de proseguir con el proyecto, se le encomendaron entre 1895 y 1897 a Juan Manuel Rodríguez Ojeda las labores de realización del manto dibujado por Domínguez López, lo que supuso una colaboración esencial para el bordador en el propio desarrollo de sus trabajos posteriores, siendo un auténtico punto de inflexión en
su propia evolución. A partir del modelo ornamental de Pedro Domínguez
López para este paso, junto a otras influencias, Juan Manuel Rodríguez
Ojeda hace valiosas aportaciones e innovaciones que caracterizarán sus trabajos durante tres décadas.
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